EE.UU.-
Vincent Damon Furnier es su nombre, pero es más conocido por su nombre
artístico: Alice Cooper. Cantante, compositor y actor, se convirtió en una
celebridad en los años 70 y es considerado uno de los creadores del estilo de
heavy metal. Sus obscenas letras que hablaban de rebelión y lo sobrenatural,
junto con una mirada de miedo, le dieron fama y fortuna. A lo largo de su
carrera, ha publicado 26 álbumes de estudio y ha vendido más de 50 millones de
copias.
Pero lo que
pocos saben es que hoy, Vicent dirige un ministerio llamado “Solid Rock” -roca
sólida-, diseñado para satisfacer las “necesidades físicas, sociales y
espirituales de los adolescentes”. Según su sitio web oficial, la propuesta es
el uso de música, teatro y deportes, además de la fe, para alcanzar a los
jóvenes de las calles y alejarlos de las drogas.
Él entiende
el tema. Durante muchos años vivió en el circuito musical y, como la mayoría de
los artistas, tienen problemas con el alcohol y las drogas. Incluso después de
haber sido criado en un hogar cristiano (hijo y nieto de evangelistas), en la
adolescencia Vicent se alejó de la iglesia.
Cambió el
grupo de alabanza en el que cantaba por los palcos donde derramaba sangre falsa
y simulaba su propia muerte.
Con el fin
de provocar, decía que había sido tomado por el espíritu de una bruja llamada Alice Cooper.
De hecho,
había una mujer con ese nombre, que había sido acusada de brujería en el pueblo
de Salem Massachusetts en el año 1692. Ella y otras 24 personas fueron
ejecutadas públicamente en el episodio conocido como “Los juicios de las brujas
de Salem”.
Al
principio pensó que encarnar a este tipo de especie de “villana” en el
escenario era pura diversión y no afectaría su vida privada. “No podía imaginar
cómo podría afectar mi fe. La Biblia está llena de villanos”, recuerda. Pero
Vincent estaba equivocado.
Desde el
primer éxito en 1971, el cantante fue dando la cara cada vez más en problemas.
En 1972 comenzó una gira mundial, donde exhibía en el escenario escenas de
tortura, como una guillotina que cortaba la cabeza y las muñecas, él cantaba
abrazando una boa y declaraba que no era más que “diversión”. Poco a poco se
dio cuenta que ese camino era la destrucción. La mayoría de sus amigos murieron
“tratando de ser estrellas de rock”. La lista es grande: Jim Morrison, Jimi
Hendrix, Janis Joplin y Keith Moon.
Después de
su gira de 1977, Cooper se sometió al primer tratamiento para combatir su
alcoholismo.
Seis años
más tarde, fue hospitalizado debido a la cirrosis hepática. Con miedo de morir,
recurrió a la oración. Fue entonces que afirma haberse convertido para recibir
una sanidad divina. “Dios quitó eso de mí. Fue un milagro absoluto. En 30 años
nunca he tenido la necesidad de beber alcohol otra vez”, explica.
En este
momento estaba separado de su esposa, Sheryl Goddard, que es la hija de un
pastor bautista. Reanudaron el matrimonio y juntos comenzaron a asistir a una
iglesia en Phoenix. Después de meses de ir a los cultos y diciendo odiar cada
uno de ellos, “tenía que tomar una decisión porque estaba convencido. El Señor
realmente me convenció”, dice. La pareja tuvo tres hijos y ahora están juntos
hasta el día de hoy.
Quien fue
una vez Alice Cooper ahora dice ser el “ejemplo perfecto del hijo pródigo”, da
su testimonio a los jóvenes que ayuda. En los últimos años se ha dedicado a
trabajar en la Evangelical Covenant Church, en la ciudad de Phoenix, al cual
está ligado. Él declara que su esperanza es que “pueda tener un impacto en sus
vidas, que los lleve a la eternidad”.
NOTICA
CRISTIANA
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