ABC | Los
últimos descubrimientos en Cosmología sugieren cada vez con más fuerza que el
Universo es capaz, de forma natural, de producir complejidad.
Pero Kelly
Smith, investigador de la Universidad de Clemson, ha ido mucho más lejos con el
trabajo que acaba de publicar en la revista Space Policy. De hecho, afirma que
la vida en general, incluso la vida racional con su cultura tecnológica
asociada, podría ser mucho más común de lo que pensábamos. Y lo que es más, esa
tendencia universal posee connotaciones claramente religiosas y podría,
incluso, haber establecido una base verdaderamente universal para el desarrollo
de la moralidad.
Para llegar
a estas conclusiones Smith, que es Biólogo evolutivo y filósofo, aplica los
últimos desarrollos teóricos en Biología y Sistemas Complejos, y a través de
ellos intenta dar nuevas respuestas a las grandes cuestiones morales que, hasta
ahora, habían sido consideradas como algo exclusivos de los seres humanos.
Smith
señala que los científicos están empezando, cada vez más, a discutir cómo la
estructura básica del Universo parece favorecer, desde el principio mismo de su
existencia, el surgimiento de sistemas cada vez más complejos. En efecto, la
historia a gran escala del Universo sugiere con fuerza que existe una tendencia
clara hacia el aumento de la complejidad. Así, el estado energético inicial,
altamente desordenado, produjo átomos y moléculas, que se combinaron para
formar estrellas y planetas, en los que a su vez evolucionó la vida.
Además, la
propia vida parece tener también su propio patrón de aumento de la complejidad,
pasando de organismos muy simples a otros cada vez más complejos hasta el punto
de llegar a desarrollar la razón y la cultura.
Máquina
de complejidad
Recientes
desarrollos teóricos en Biología y Sistemas Complejos sugieren que, de hecho,
esa "tendencia" podría ser muy real y haber surgido de la estructura
básica del Universo para desarrollarse de una forma que la Ciencia es capaz de
predecir. "Si esto es cierto -afirma Smith- podríamos observar al Universo
como si fuera una especie de «máquina de complejidad», lo cual plantea toda
clase de cuestiones sobre lo que esto, en el sentido más amplio, significa. Por
ejemplo: ¿Podría la creencia de que el Universo está estructurado para producir
complejidad en general, y criaturas racionales en particular, constituir una
creencia religiosa? Esto no implica necesariamente que el Universo tenga que
haber sido creado por Dios, pero por otra parte sí que sugiere que el tipo de
racionalidad que observamos no es un accidente".
Para Smith,
las implicaciones morales que, en potencia, encierra esta idea encierran otras
similitudes con la religión. Por ejemplo, si la evolución tiende a favorecer el
desarrollo de la sociabilidad, la razón y la cultura como una especie de "paquete",
entonces sería lógico pensar que cualquier ser extraterrestre que pudiéramos
encontrar en el futuro también habría evolucionado de un modo similar, de forma
que sus compromisos morales básicos serían similares a los nuestros.
En
particular, afirma Smith, que está preparando un libro sobre el tema,
"ellos" estarían de acuerdo con nosotros en que existe "algo
especial" desde el punto de vista moral, que afecta a todas las criaturas
racionales y sociales que pueda haber en el Universo. Y esa especie de
"acuerdo universal" podría sentar, a su vez, las bases para la
construcción de un sistema ético que fuera verdaderamente universal.
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