Alfonso Méndiz / Publicidad y cine con valores | Este es un vídeo que ha salvado matrimonios. Es un cortometraje (5 minutos) que formó parte del filme París, je t’aime. De los 18 vídeos allí reunidos, éste de Isabel Coixet es el más emotivo. Cuenta una historia sencilla, casi todo a través de un narrador, con un arranque fuerte.
Un hombre
queda citado con su esposa en un restaurante. Durante la espera, recuerda en
rápidos trazos como el afecto que les unió ha ido desvaneciéndose por la
rutina.
Esa
monotonía, contra la que no quiso luchar, era la causa de que ahora se
encontrara allí, dispuesto a decirle a su mujer que había dejado de quererla:
que otra mujer le estaba esperando.
Una enfermedad terminal
Pero su
esposa, que aparece con un simbólico abrigo rojo (leit motiv de todo el filme),
llega con el rostro compungido y rompe en sollozos, porque tiene una enfermedad
terminal y le quedan semanas de vida.
Volver a amar cuando el amor
parece perdido...
Es
entonces, verdaderamente, cuando empieza el relato. Una historia que nos habla
de volver a amar cuando el amor parece perdido (O, mejor, cuando los
sentimientos se han esfumado). Nos habla de “revalorar” al amado (volverlo a
descubrir, y a amar) cuando sabemos que habremos de perderlo.
Se volcó con su mujer
Éste es el
pasaje más importante: “Dispensó entonces a su mujer todas las atenciones que
ella le había reclamado: colgar los cuadros que esperaban por toda la casa, ir
de rebajas con ella pese a detestar las compras… Y, todo, incluso las cosas más
insignificantes, tenían otro sabor desde que sabía que era la última vez que
podía hacerlas por ella”.
"De tanto comportarse como
un enamorado, volvió a enamorarse"
Entonces la
narración alcanza su sentido más profundo: “De tanto comportarse como un
enamorado, volvió a enamorarse...”.
Fuente: Religión
en Libertad
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