MÉXICO | La
situación de petición de auxilio por la permanente actitud de intolerancia
religiosa que se vive en varias comunidades de Oaxaca ha aumentado hasta
límites insostenibles en la población de San Juan Ozolotepec porque las propias
autoridades municipales han ordenado que se les cierren los servicios.
La historia viene de antiguo, al no participar los evangélicos en los pagos de
las festividades católicas. Ya desde el año 2011 cuando falleció el creyente
evangélico Epifanio Reyes Ramírez, la autoridad municipal prohibió
que se enterrase a no católicos en el panteón municipal. Lo mismo sucedió en el
mes de marzo de 2011, cuando murió Elena Villavicencio Cruz.Las actuales autoridades municipales mantienen esta misma postura y argumentan que, "por acuerdo del cabildo, se tiene que negar la sepultura a toda persona que profesa una religión distinta a la católica".
En un último informe, Óscar Moha cuenta que la comunidad evangélica de San Juan Ozolotepec (Municipio de Miahuatlán, Oaxaca) enfrenta persecución religiosa por parte del alcalde de la localidad, Pedro Cruz González, que -además de azuzar al pueblo en su contra- les amenazó con “quemarlos” o echarlos del pueblo de forma violenta ("echarlos a un barranco").
El grupo de evangélicos de la Iglesia Cristiana Independiente Pentecostés “Getsemaní” está compuesto por aproximadamente 100 personas, entre ellos hay 18 menores de edad, uno de los cuales ya fue expulsado de la escuela secundaria, porque sus compañeros lo han agredido a causa de su fe.
SIN DERECHOS
Los evangélicos de la zona denuncian que no tienen derechos en la comunidad, ni acceso a programas sociales. Les impiden trabajar sus tierras, e incluso la autoridad municipal está planeando la expulsión de todos los evangélicos con el argumento de que no realizan labores comunitarias (relacionadas con el catolicismo), por lo que “deben ser expulsados conforme al estatuto comunal”. También se les ha prohibido la construcción de un templo.
Los evangélicos temen que en cualquier momento se desaten hechos de sangre y situaciones violentas por el hostigamiento y la violación a sus garantías, como la libertad de creencia y de culto religioso.“Tenemos miedo hermano, porque ya han pasado cosas desagradables y ahora nos quieren hasta quemar”, dice el pastor Leopoldo Alonso Silva, de Getsemaní.
El director de asuntos religiosos del Gobierno de Oaxaca, Francisco Zavaleta Rojas, ha dicho que la solución mejor a su juicio es que paguen la multa de 7 mil pesos que les están imponiendo por no ser católicos para quitarse de encima los problemas, mientras que el director de asuntos religiosos de Gobernación, Arturo Manuel Díaz León, continúa diciendo que en México “no hay intolerancia religiosa”.
“Este caso se une a otros cinco en los que se manifiesta intolerancia religiosa hacia evangélicos en Hidalgo, Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán”, denuncia Oscar Moha.
Editado por: Protestante Digital 2013
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