RIES | El
Segundo Tribunal Colegiado del Distrito Nacional (República Dominicana), ordenó
10 años de prisión a Franklin Ventura Cruz, en la cárcel de San Pedro de
Macorís, por su responsabilidad en la violación sexual de tres adolescentes
durante un rito satánico. Informa de ello Libonny Pérez en El Caribe.
La
sentencia, contempla además una prisión de 5 años para la cómplice del hecho,
Sobeida María Baldera Peña, quien deberá cumplir la pena en la cárcel Najayo de
mujeres.
La pareja,
que actuaba en el barrio 27 de Febrero, del Distrito Nacional, utilizó la
engañosa figura de una academia de arte y la ONG Ministerio de Dios Casa de la
Misericordia, a fin de atraer a tres adolescentes (dos hembras y un varón)
entre 15 y 17 años, para luego violarlos sexualmente e incitarlos a practicar
ritos de adoración diabólica; además los obligaban a beber sangre de pollo y a
escribir, con su propia sangre, cartas de compromiso con Lucifer.
De
inmediato, el Ministerio Público calificó de insignificante la condena y
anunció que apelará la misma, según leemos en CDN. Supuestamente, el acusado
les decía a los menores que para entrar en la secta tenían que tener relaciones
sexuales con él y después les daba paso a la secta en nombre de Lucifer.
El líder
“se transformaba en Lucifer”
En el
diario Hoy leemos, en una crónica de Yelissa Rosario, que la pareja fue
apresada en mayo de 2014; se les acusaba de abuso sexual y asociación de
malhechores, pero esta última fue desestimada por el tribunal, aunque sí
condenó a la mujer por complicidad. Según el fiscal, los condenados se valían
de una supuesta ONG cristiana para captar jóvenes ofertándoles clases de
pintura, que luego derivaban en orgías.
El tribunal
expresó que pudo constatar que los menores de forma separada establecieron que
tenían un objeto que lo identificaba como que pertenecían a una secta
religiosa. La iniciación en el grupo consistía en que los jóvenes debían
sostener relaciones con Franklin, mientras los demás esperaban afuera.
Según lo
que explicaron a través de la evaluación psicológica, después de ahí, el hoy
condenado salía a buscar a la siguiente persona y, “transformado en Lucifer”,
invitaba a continuar a los demás la actividad sexual con el menor que ya estaba
dentro.
La
participación de la nombrada Sobeida, según las víctimas, consistía en
prepararlos para el acto de iniciación que consistía en un culto a Lucifer. Les
aplicaba con aromas y ungüentos en el cuerpo.
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