Como
consecuencia del avance de la comunidad LGBTI dentro de las legislaciones de
los países y organizaciones mundiales se observa un preocupante y creciente
escenario: A un número creciente de niños –al ser criados por padres
homosexuales o madres lesbianas con sus parejas- se les ha robado injustamente
una parte de sí mismos y se les restringe el derecho de tener un padre y una
madre.
Robert
Oscar López, profesor de inglés en la Universidad Estatal de California, fue
criado por su madre y su pareja lesbiana hasta la edad de 19 años.
¿Realmente
necesitamos a un científico para hacernos saber que todo niño tiene derecho a
una madre y un padre? ¿O que nos confirmen que todos los niños tienen, por
naturaleza, derecho a un padre y una madre? Yo soy hijo de madres lesbianas.
Este fue mi drama. Conceder a una pareja de homosexuales o lesbianas el poder
casarse para que juntos sean felices no es razón suficiente para impedir a un
niño tener una madre y un padre y decirle que debe ser feliz sin ellos,
pregunta Robert a la sociedad entera, según informa Portaluz.
Profesor López ¿Cómo fue su infancia y relación
con sus padres?
Mi madre y
mi padre se separaron cuando yo nací. Cuando yo tenía dos años de edad, mi
madre inició una relación con una mujer, que duró hasta mis 19 años cuando
falleció mi madre, a quien yo quería mucho. Mi padre nunca pudo tener un rol en
mi crecimiento y de estas tres figuras “progenitoras” fui atado a la compañera
de mi madre. Luego tuve que salir corriendo de la casa y para sobrevivir estuve
forzado a buscarme una pseudo familia dentro de la comunidad LGBTI, con unos
amigos”.
A finales de los años 80 comenzó a asistir a la
universidad, se declaró bisexual y entró al círculo LGBTI: ¿Cómo lo impactó
este mundo?
En aquellos
años la ideología gay estaba tomando forma en las universidades. En mi escuela
había asumido un control prácticamente totalitario, donde no se aceptaba la
ambigüedad: eras homosexual o eras heterosexual. Para alguien como yo, que en
ese momento estaba muy confundido acerca de mi identidad sexual, debido al
entorno en el cual me crié, se pueden imaginar toda la discriminación que
recibí a lo largo del curso académico proveniente del grupo LGBTI, no
precisamente del lado de la “homofobia”.
Pero su vida cambia a la edad de 30 años
gracias a dos encuentros particulares, ¿cierto?
Sí. En
1998, cuando tenía 27 años, me diagnosticaron un tumor: necesitaba una
intervención de emergencia. En ese momento sentí la necesidad de llamar a mi
padre. Tenía unas ganas tremendas de decirle: «¡Yo soy tu hijo y tú eres mi
padre!» La emoción fue grande cuando pude decírselo un tiempo después, cuando
vino a visitarme. Encontrar a mi padre cambió mi vida: me sentí una persona
completa de nuevo. Una parte de mí que me habían robado, en ese instante volvió
a ponerse en su lugar. Algún tiempo después conocí a quien se convertiría en mi
esposa, una persona muy especial que me dio una hermosa niña. Estos dos
encuentros han sido lo que ha curado mis heridas interiores.
Según su experiencia, ¿Cuál es la situación
real de los niños que se encuentran viviendo en una familia de padres del mismo
sexo?
Estos niños
tienen sobre sus hombros mucha más presión que nadie, porque son forzados a
mantener en secreto las cosas negativas que suceden en su casa: a menudo tienen
que seguir un guión. Se les priva del derecho a manifestar su sentirse enojados
o sufrir por la falta de un padre, porque muy a menudo cuando expresan este
sentimiento, deben lidiar con la ira y la oposición de los miembros de la
familia, incluso psicólogos y profesores pro gay, y la comunidad LGBTI.
Estos
niños, sin embargo, son únicos en su sufrimiento, porque en su caso la pérdida
de la conexión más importante -con uno de los padres-, fue causada por las
mismas personas que dicen amarle más que a cualquier otra persona y que, sin
embargo, les roban una parte de sí mismos. Además, mi madre y su amante eran
una pareja muy inusual, ya que su relación continuó durante años, pero por lo
general las parejas lesbianas tienen un 80% más de probabilidades de
divorciarse que las parejas heterosexuales, y esto es claramente visible en los
países escandinavos, donde las uniones homosexuales han sido durante mucho
tiempo una realidad.
Para
parejas de hombres homosexuales o de mujeres lesbianas se habla que tienen un
20% más de divorcios que las parejas heterosexuales, pero se silencia que en es
normal en las parejas de hombre homosexuales el vivir ‘abiertos’ a tener
relaciones sexuales con otros hombres. Sé que es políticamente incorrecto
decirlo, pero estoy convencido de que este no es un entorno adecuado para criar
a un niño.
Un hecho confirmado por estudios recientes…
Correcto.
Por ejemplo, la investigación del Profesor Mark Regnerus de la Universidad de
Texas, publicada en 2012, examinó una gran parte de la población de América
mediante el examen de las diferencias entre los niños criados en un hogar
homosexual o de lesbianas y aquellos que crecieron en una familia de padres
biológicos. Las cifras muestran que los niños criados por una pareja homosexual
tienen una mayor tasa de suicidio, menos probabilidades de graduarse, una
elevada tasa de desempleo ( sólo el 26% de los niños que crecen en parejas del
mismo sexo tienen un trabajo estable, en comparación con el 60% de la media), más posibilidades de consumir drogas, de contraer ETS y de
requerir psicoterapia.
Se trata de
un estudio autorizado, pero agredido por la batalla de los datos científicos en
curso donde en este tema la ciencia ya no busca la verdad, sino el consenso
político. Y sé que el lobby LGBTI dirá que se sienten ofendidos por palabras
como esta pero… ¿Consideran ellos cuán insultante es que un científico me mire
y me diga que de acuerdo con sus estudios es justo que mi padre haya sido
retirado de mi vida?
¿Qué hizo que usted salga a denunciar esta
situación?
Por
supuesto, el hecho de ver una cantidad cada vez mayor de niños criados por
parejas del mismo sexo. Al ver los constantes viajes de parejas homosexuales o
de lesbianas que viajan a países como la India, para que un óvulo donado de una
mujer blanca se implante en el útero de una mujer pobre para tener un hijo
blanco a un menor costo, justificando el procedimiento bajo la bandera de los
derechos homosexuales, he dicho: ¡Suficiente! El egoísmo se manifiesta en todos
los adultos, independiente si son homo o hetero. Si usted pone a su hijo en una
situación desfavorable para él para su propio beneficio, usted lo está
utilizando y esto no es justo, el niño no es un muñeco, sus derechos están
primero.
En este
sentido también el divorcio es un problema muy grande. En los Estados Unidos la
situación es muy grave: uno de cada dos niños que nacen en familias en las que
por diversas razones el papá o la mamá están ausentes. A todos quiero decirles
que esto va a ser su futuro si no se suban las mangas y empiezan a hacer algo
ahora.
¿Cómo actuar?
En primer
lugar, usted necesita ver a cada persona como un ser humano y recordar que el
silencio no es propio de la amistad: un amigo no se mantiene en silencio cuando
sabe que una persona se está haciendo daño a sí misma.
Siempre hay
que amar a los demás porque todos somos criaturas de Dios y todos somos
pecadores, no olvidemos que hay una clara diferencia entre el lobby gay y la
gente homosexual: la lucha es contra el lobby LGBTI y sus planes, no es una
batalla contra la persona homosexual.
TIEMPOS
PROFETICOS
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