Creciendo
en gracia, la secta que el puertoriqueño José Luis Miranda montó alrededor del
número de la bestia, el 666, pasó a manos de su viuda, quien dice ser el
arcángel Miguel
En un atril
decorado con el 666, mariposas fosforescentes y luces de neón, quien se hacía
llamar ‘Jesús hombre’ daba su misa todos los miércoles en Bogotá transmitida a
través de su canal: Telegracia. Su nombre era José Luis de Jesús Miranda, un
puertorriqueño que autoproclamó tener el poder del gobierno de dios en la
tierra y se dedicó a predicarles a sus ‘bendecidos’, como llamaba a sus
feligreses, que todos tendrían plenitud en sus vidas mientras lo siguieran a
él. Todo estaba soportado en el número de la bestia, el 666, que, de acuerdo
con su catequismo, significaba sabiduría, que el pecado no existía y que el
diablo fue destruido.
Con esa
máxima, ‘Papi’, la reencarnación de San Pablo o el ‘Anticristo’, como también
se hacía llamar el falso profeta, logró conseguir un número incierto de
millones de seguidores. Miranda cimentó una religión basada en la
interpretación que él hizo del Antiguo Testamento y con su discurso, que inició
en Puerto Rico en 1986, llegó a más de 25 países en Europa y América. Para
verlo en persona había que viajar a
Miami, la sede principal de Creciendo en gracia, como bautizó a su
‘iglesia’, pero los demás países del mundo donde tenía sedes: Alemania, Italia,
España, Argentina, Chile, Costa Rica, Venezuela y Colombia, entre otros, solo
podían verlo a través de su canal de televisión.
Una
religión sin ley ni mandatos. Simplemente pasajes de la biblia que Miranda
acomodaba a sus discursos en los que solo hablaba que, por ley divina, fue en
su cuerpo en el que San Pablo, Jesús o el Anticristo encarnaron. Lo único que
debían hacer sus seguidores era dar jugosos diezmos y tatuarse el 666 en señal
de fidelidad, pues solo así alcanzarían la vida eterna.
El 30 de
junio de 2012 iba ser el día en el que todos sus fieles se convertirían en
inmortales y él se transformaría en rey de reyes para gobernar el mundo.
Miranda decía que se iba a deshacer del encierro de su carne y él, como todos
los que le creían, recibirían un nuevo cuerpo glorificado e imperecedero; sus
seguidores decían sin vergüenza que el profeta ahora iba a poder volar y
atravesar paredes. Sin embargo, cuando se acercaba el día anunciado, huyó
prófugo de la justicia estadounidense por fraude y se despidió días antes de
sus discípulos. La única transformación real fue por cuenta de una cirrosis por
la que murió a los 67 años, en el 2013,
dándole fin a una vida libertina de adicción al alcohol, a las drogas,
al juego y a las mujeres.
‘El
arcángel Miguel’, su heredera
En
reemplazo a su eterna partida, la viuda de Miranda, ‘Cristo Lisbet’, quien dice
ser la reencarnación del arcángel Miguel, apareció y fundó la secta Rey de
Salem para no desamparar a los fieles. ‘Mami’, como también se le conoce,
arranca sus discursos recordándoles a los suyos que por haber creído, de una
manera mística, ya lograron resucitar para la inmortalidad, y así ella es hoy
la encargada de seguir profetizando en nombre del anticristo. Lisbeth se
apropió de la jugosa herencia que dejó Miranda, y por eso fue demandada el mes
pasado por sus hijastros, quienes esperan recibir algo, al menos, de los
100.000 dólares mensuales que Creciendo en gracia recogía solamente a través de
Telegracia. Las sedes donde ahora predica esta viuda son las mismas que el
falso profeta dejó, y en esos mismos lugares es insistente en decirle a sus
feligreses que ‘Jesús hombre’, su ‘Papi’, solo se fue para salvarlos.
FUENTE: LAS
2 ORILLAS
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