El
matrimonio homosexual es legal en todo Estados Unidos. El Tribunal Supremo,
máxima instancia judicial en este país, declaró ilegales las leyes que en 14
Estados prohibían casarse a personas del mismo sexo.
“Este fallo
es una victoria para América”, dijo Barack Obama. “Cuando todos los americanos
son tratados como iguales, todos somos más libres”. El caso Obergefell et al.
contra Hodges, director departamento de Sanidad de Ohio,pasará a los libros de
historia con otros casos como Brown contra el Consejo educativo de Topeka o Roe
contra Wade, que han transformado EE UU. James Obergefell y los otros
demandantes pedían al Supremo que ilegalizase las leyes que, en Michigan,
Kentucky, Ohio y Tennessee, definían el matrimonio como la unión entre hombre y
mujer.
El
tribunal, con 5 votos a favor y 4 en contra, dio la razón a Obergefell. Anthony
Kennedy, el juez centrista que suele desempatar en las decisiones reñidas y que
redactó el fallo, argumentó que las leyes de estos cuatro Estados vulneran la
14ª enmienda de la Constitución, que consagra la igualdad ante la ley y, según
el fallo, “exige al Estado que case a dos personas del mismo sexo”.
“Piden una
dignidad igual a los ojos de la ley”, escribió Kennedy en referencia a los
demandantes. “La Constitución les garantiza este derecho”.
Automáticamente,
la decisión sobre los cuatro Estados demandados se aplica a los diez que sólo
permitían casarse a un hombre con una mujer. De golpe, el matrimonio
homosexual, hasta ahora legal en 36 Estados, lo es en los 50 de la Unión, sin
excepción.
La primera
potencia, la democracia más poderosa, un país con un largo historial de
discriminación pero también de batallas por los derechos civiles, propicia el
mayor avance en décadas, quizá en la historia, de los derechos de gais y
lesbianas.
El juez
conservador Antonin Scalia describió la decisión, en un voto particular, como
un “golpe de Estado judicial” y dijo que el Tribunal Supremo es una amenaza a
la democracia estadounidense. El argumento de la minoría conservadora es que
los jueces se han excedido al intervenir en un asunto que debería decidir el
pueblo.
Hace sólo
diez años, el único Estado en permitir las bodas entre personas del mismo sexo
era Massachusetts. La doctrina del Supremo era que cada Estado debía decidir
por su cuenta. “Mis creencias religiosas dicen que el matrimonio es algo
santificado entre un hombre y una mujer”, decía Obama en 2004, cuando aspiraba
a ser senador por Illinois. Aquel año, un 31% se oponía al matrimonio
igualitario y un 60% estaba a favor, según el Pew Research Center. Ahora
un 59% está a favor y un 39% en contra.
Todo ha
cambiado en pocos años: las Fuerzas Armadas aceptan a gais y lesbianas, el
Gobierno federal ya reconoce a efectos administrativos a los matrimonios
homosexuales y Obama se ha sumado al movimiento.
FUENTE:
NOTICIA CRISTIANA
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