RT | El
levantamiento de un templo destinado al culto del diablo ha causado polémica en
el departamento de Quindío, en el oeste de Colombia.
La Iglesia
Luciferina Semillas de Luz, organización que ha construido el templo en el
municipio de Quimbaya, aseguró que el proyecto le costó unos 400 millones de
pesos (22 millones de dólares aproximadamente) proporcionados por el más de un
millón de asociados que se atribuye.
El líder de
la Iglesia, Víctor Damián Rozo, contó a Noticias Caracol que no se realizan
prácticas satánicas ni actos degradantes o violentos en la congregación, como
algunos medios de comunicación y miembros del clero católico han asegurado para
generar repudio en la sociedad hacia su organización.
Según Rozo,
su comunidad rinde culto y agradecimiento a un ángel de luz expulsado del
Paraíso por revelarse ante Dios, al que describe como 'el gran dictador'.
La Iglesia,
que se mantiene gracias a contribuciones voluntarias de sus fieles, planea
acoger un congreso mundial en el que espera reunir a más de 300 adoradores de
Lucifer.
La
organización cuenta con la oposición de las autoridades locales, encabezadas
por el sacerdote y actual gobernador de Quindío, el padre Carlos Eduardo
Osorio, quien no la considera un culto y la califica de ilegal.
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