Una mujer
que pasó dos días en un depósito de cadáveres después de haber sido declarada
muerta por los médicos, sorprendió a muchos cuando de pronto llegó a la vida.
Sabina, había viajado a visitar a su hijo en Rusia,
cayó en coma durante dos días, los médicos confirmaron su muerte. Luego fue llevada a la morgue donde su cuerpo
se mantuvo con otros órganos durante dos días.
Conto su
testimonio al periodista Steve Rees,
recordó que, en un momento, se encontró en el fondo de un pozo sin posibilidad
de escape. Entonces vio un árbol en la parte superior del pozo, y una de sus
ramas creció, extendiéndose hacia ella.
De repente,
la rama se convirtió en una mano y ella escuchó a Jesús: diciendo toma mi mano.
“Si tomas
mi mano, voy a traerte de vuelta a la vida”, fueron las palabras que le oyó
decir. Cuando ella extendió la mano y agarró la mano de Jesús, Sabina se
despertó en la morgue. Su cuerpo estaba cubierto con una sábana blanca, desde
el cuello hasta los pies. Podía escuchar las voces de las personas que le
rodeaban.
Cuando se
sentó, el personal del hospital se asustó y salió corriendo de la habitación.
Cuando regresaron, la encontraron aún sentada, diciéndoles que no hay que
preocuparse porque ella estaba realmente viva. Nadie podía imaginar lo que le
habia ocurrido a ella, pero el equipo le dio comida, agua y ropa, y la ayudo a
visitar a su hijo en otro hospital.
Sabina
regresó a su hogar en Asia Central, sorprendiendo a su familia. El primer
domingo de su regreso a casa, fue a una
iglesia evangélica y dio su vida a Cristo.
La
comunidad donde vivía era en su mayoría islámica, mientras que sus parientes
estaban desconcertados por su posterior conversión, sus hijos, su madre y una sobrina le dieron
su vida a Cristo, abandonando el Islam. Algunos de ellos incluso comenzaron a
dedicarse plenamente a sus nuevos ministerios.
Una de sus
hijas, Aisha, se casó con un occidental llamado Jamal, que se trasladó a servir
a Dios en el Oriente Medio y así, la pareja asistió a la la misión de compartir el amor de Dios en uno
de los países mas islámicos de oriente medio
Jamal dijo
que el testimonio de su madre (Sabina) abrió muchas puertas para que puedan
compartir el mensaje del evangelio.
“Compartí
brevemente la historia de mi madre, y como resultado, los estudiantes estaban
más interesados en aprender acerca de Jesús. Dos días más tarde, él tenía un
grupo de unos 30 musulmanes”, dijo.
El
misionero vio cómo Dios transforma los corazones de los musulmanes, haciendo
que se entregen a Cristo, incluyendo su gran amigo, que ahora es también un
seguidor de Jesús.
Jamal y
Aisha ahora están ministrando en campos de refugiados sirios, en el que no sólo
comparten el mensaje del Evangelio, sino también recaudar fondos para ayudar a
la gente para calentar sus tiendas durante el tiempo frío. El milagro que Dios
había hecho la Sabina sigue abriendo puertas para el Evangelio de hoy.
A El sea la Gloria y Honrar... por los siglos de los siglos...Amen
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