RT | Víctimas del sacerdote Juan Manuel
Riojas denuncian el calvario que ha significado denunciar penalmente a un
ministro religioso sin ninguna consecuencia legal en el estado de Coahuila.
El exseminarista Ignacio Martínez Pacheco y
el aún seminarista Roberto Javier Calzada Tamez, entrevistados por el portal de
noticias SinEmbargo,
aseguran que el sacerdote Juan Manuel Riojas ha cometido abuso sexual de
menores bajo la protección del obispo Alonso Gerardo Garza Treviño y el
gobernador del estado de Coahuila, Rubén Moreira Valdez. Esto a pesar de que
existen diversas demandas presentadas ante el Ministerio Público y la
Procuraduría de la entidad.
“Hacía rondines en los dormitorios de los
seminaristas entre 14 y 16 años. Luego buscaba encuentros en su dormitorio
aparentemente casuales para atacar a los menores de edad”
El expediente judicial, al que tuvo acceso
el diario mexicano, incluye la primera denuncia contra el obispo Garza Treviño
y otras autoridades eclesiásticas como el nuncio apostólico Franco Coppola,
acusado de "conspiración a la pederastia clerical". Con una orden de
aprehensión y un amparo interpuesto por la defensa de la arquidiócesis, el
sacerdote Riojas ya cuenta con una solicitud de protección bajo el expediente
256/2017, interpuesta en el Juzgado Tercero de Distrito en contra del juez de
primera instancia en materia penal del Sistema Acusatorio y Oral del Distrito
Judicial de Río Grande, en Coahuila.
La historia del cura Riojas, también
conocido como el padre Meño, data de por lo menos 15 años atrás. De acuerdo con
la autora del reportaje, Sanjuana Martínez: "Su método consistía en elegir
a sus víctimas por las noches. Hacía rondines en los dormitorios de los
seminaristas entre 14 y 16 años. Luego buscaba encuentros en su dormitorio
aparentemente casuales para atacar a los menores de edad".
El testimonio del exseminarista Martínez
Pacheco recabado para la investigación periodística relata: "El padre
llegó de noche hasta el dormitorio donde me encontraba y me despertó
invitándome a salir a caminar. Íbamos hablando de sexo, me preguntaba cómo me
satisfacía yo en ese lugar. Me llevaba del hombro y me lo acariciaba creo que
el padre se excitaba con eso, dimos como tres vueltas en el camino y luego nos
sentamos en la barda que divide la acequia.".
Y agrega: "Él jugueteó como con golpes
hasta que me jaló del cuello para que bajara a su miembro. Cuando me acerqué me
di cuenta que lo tenía erecto. Me presionaba a su área genital, luego el padre
se sacó el miembro por el 'short', me bajo la cabeza con su mano y me lo
introdujo en la boca. Duró unos dos o tres minutos", cuenta con mucha
inquietud Ignacio según el diario mexicano.
Actualmente, Ignacio y Roberto Javier han
emprendido una campaña activa para denunciar los abusos cometidos por la
iglesia en México y exigen que se haga valer la justicia a todas las víctimas
del padre Meño, así como esclarecer por qué el obispo Garza Treviño encubrió
los actos de su compañero eclesiástico.
José
Luis Montenegro
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