Al menos cuatro personas murieron y otras ocho resultaron heridas en un tiroteo e incendio en una iglesia perteneciente a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Michigan, Estados Unidos, según la policía.
El sospechoso, identificado como Thomas Jacob Sanford, de 40 años, del cercano pueblo de Burton, también murió después de recibir disparos el domingo por parte de agentes de policía que respondieron al incidente, ocho minutos después de que se hiciera la primera llamada de emergencia, dijo el jefe de policía del municipio de Grand Blanc, William Renye.
Renye dijo en una conferencia de prensa el domingo por la noche que se habían "descubierto dos cuerpos más en la iglesia" y que algunas personas seguían desaparecidas ya que "no se ha despejado toda la iglesia porque es una pérdida total debido al incendio".
El investigador de incendios, James Deir, agente especial a cargo de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Detroit (ATF), dijo en la misma conferencia de prensa que las investigaciones hasta el momento habían indicado que el "sospechoso usó un acelerante de algún tipo, creemos, gasolina, y prendió fuego a la iglesia".
Anteriormente, Renye informó que uno de los heridos se encontraba en estado crítico, mientras que los otros siete se encontraban estables. Los heridos están siendo atendidos en el Hospital Henry Ford Genesys local, según informes de medios estadounidenses.
Cientos de personas estaban en el edificio para un servicio del domingo por la mañana cuando el presunto pistolero, cuyo motivo sigue siendo desconocido, estrelló un vehículo contra la puerta principal de la iglesia, salió y abrió fuego con un rifle de asalto, agregó Renye.
En el lugar permaneció una camioneta de cuatro puertas con dos banderas estadounidenses exhibidas en la caja.
Imágenes en las redes sociales mostraron la iglesia envuelta en llamas, que según Renye habían sido apagadas.
El jefe de policía también dijo que se registraría la casa del tirador y se examinarían los registros telefónicos mientras los investigadores buscan un motivo.
En declaraciones a la agencia de noticias AFP, una mujer que vive cerca de la iglesia dijo: “Mi marido oyó gente gritando; una señora gritaba pidiendo ayuda”.
Perdí amigos allí, y algunos de mis niños de primaria, a quienes doy clases los domingos, resultaron heridos. Es muy devastador para mí", dijo.
'Inaceptable'
La gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, condenó el tiroteo del domingo en un comunicado, añadiendo que sentía un profundo dolor por la comunidad de Grand Blanc. "La violencia en cualquier lugar, especialmente en un lugar de culto, es inaceptable", declaró.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que había sido informado sobre el “horrendo” tiroteo.
“El sospechoso está muerto, pero aún queda mucho por aprender”, escribió en su plataforma Truth Social.
Los agentes del FBI están en el terreno, ayudando a la policía con la investigación, escribió el jefe del FBI, Kash Patel, en X.
“La violencia en un lugar de culto es un acto cobarde y criminal. Nuestras oraciones acompañan a las víctimas y sus familias durante esta terrible tragedia”, declaró.
Los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se conocen informalmente como mormones. Grand Blanc, un pueblo de 7700 habitantes, se encuentra a unos 100 km (60 millas) al noroeste de Detroit.
El tiroteo se produjo el día después de la muerte del líder mormón Russell Nelson, de 101 años.
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