RT | Decenas
de niñas irlandeses fueron víctimas de maltratos y abusos sexuales por parte de
funcionarios de instituciones gestionadas por el Estado irlandés y la Iglesia
católica a lo largo de los últimos 50 años. Una de las víctimas, 'Irene Kelly',
ha relatado su terrible experiencia en un orfanato irlandés en un libro
titulado 'Pecados de una madre'.
"Nos
desnudaron para revisarnos. Ahí estaba esa monja con una gran olla que contenía
una cosa blanca y una brocha. Nos pintó de pies a cabeza con una suerte de
loción, por si teníamos piojos", contó a la BBC la autora del libro
autobiográfico, que sufrió maltratos en un orfanato católico en los años 1960,
cuando tenía entre 6 y 11 años.
"Luego
nos llevaron a desayunar, y nos dieron avena. Pero era una avena con grandes
grumos. Me dieron náuseas y vomité. Me sentí físicamente enferma. Y de repente
me dieron un manotazo en la cabeza y escuché un grito que me dijo: '¡Cómetela
toda!'", rememora.
Irene
relató que una vez la llevaron a la guardería y ahí fue donde comenzaron a
abusar de ella sexualmente. Llegó un momento en que la niña ya no podía
aguantar más el dolor y decidió "meter los dedos dentro de un
enchufe".
Según
recuerda Irene, vio a un doctor cerca de su cama cuando despertó después del
choque eléctrico. Cuando el médico le preguntó por qué lo había hecho, Irene le
explicó que lo hizo por la crueldad y el dolor que había sufrido. Entonces una
monja la interrumpió y le dijo al doctor: "Se lo dije, esa niña es un
demonio. El diablo está dentro de ella".
La mujer,
que esconde su entidad bajo el seudónimo 'Irene Kelly', ha explicado que la
dura infancia que tuvo en la institución religiosa deformó su idea de lo que
son una familia y una maternidad normal, lo que la llevó a años de apatía y
depresión, aunque finalmente logró curarse gracias a los consejeros. "Han
destruido la vida de tantas generaciones de niños. Nunca quise una familia, ni
casarme o tener niños, porque para mí el mundo era un sitio cruel", dijo.
"Aún
estoy aprendiendo a vivir con lo que pasó. Dios ha estado conmigo. Y tengo
apoyo de consejeros. Todos los días tengo que vivir con esos recuerdos",
aseveró la mujer. Irene confesó que los consejeros le ayudaron a soportar el
dolor que la persiguió durante varias décadas. "Soy una sobreviviente, y
me siento mucho mejor conmigo misma. Y a cualquiera que tenga miedo de
confrontar lo que vivió le diría que es muy difícil empezar y toma mucho tiempo
llegar a sentirse feliz, pero yo lo he logrado. Hoy me siento
feliz".
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