“Sólo me
jubilaré cuando me llame el de arriba” . Ese momento ha llegado en la madrugada
del viernes cuando B.B. King ha fallecido, a los 89 años, en su residencia en
Las Vegas. La frase la decía en una de sus últimas entrevistas concedidas en
España, al diario El País, en el año 2010.
El músico
arrastraba en los últimos meses diversos problemas de salud, vinculados a una
edad avanzada que, sin embargo, no había logrado retirarle de los escenarios
hasta octubre del pasado año, cuando ofreció su última actuación. Uno de sus
últimos mensajes, publicado el 1 de mayo en su cuenta oficial en Facebook,
agradecía “los buenos deseos y las oraciones” mientras continuaba su
recuperación en su casa.
INFLUENCIA DEL GOSPEL
B.B. actuando en 1967, en el festival de jazz de Monterey. / Herald |
Nació en
una familia pobre, en las plantas de algodón de Misisipí. Sufrió en su infancia
el abandono de su padre y fue criado por su abuela, dado que su madre tampoco
tenía medios para cuidar de su familia.
Su primer
acercamiento a la música fue en la iglesia bautista Elkhorn de Kimichael, donde
empezó a cantar en el coro gospel. Una influencia que fue importante en su vida
y en su trayectoria musical posterior, donde destacó desde muy joven por su
habilidad con la guitarra. Muchos le recordarán como un célebre guitarrista,
que ha influenciado a cientos de artistas y grupos de diferentes estilos, desde
el rock al pop pasando por el soul o el jazz. Por supuesto, en su estilo, el
blues, es una leyenda, tal vez una de las figuras que más hizo por popularizar
este estilo.
UNA VIDA EN
EL ESCENARIO
En la
entrevista que concedió a El País en 2010, comentaba que quiso “tocar la
guitarra cuando vi al predicador de mi iglesia tocar. Quise ser como él. Aunque
siempre quise ser un cantante de gospel, no de blues, pero con el gospel no me
daban propinas en las esquinas y con el blues me daban unas muy buenas...”.
Su pasión
musical no se apagó con el paso de los años. “¿Jubilarme? Todo el mundo lo hace
alguna vez. Yo solo lo haré cuando me llame el de arriba. Ya no toco tanto como
antes, cuando hacía 300 conciertos al año, pero algún día todos tenemos que
parar”.
Se definía
a sí mismo como “un tipo feliz y siempre sonrío”, a pesar de tocar un estilo
definido por la tristeza. “Lloro y me duele mucho cuando la gente mata”, decía
King. “No entiendo por qué no nos entendemos más los unos con los otros. Me
encantaría vivir lo suficiente para ver cómo el mundo cambia y vive en paz”.
(PROTESTANTE
DIGITAL)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.