El futurista Ray Kurzweil, director de
ingeniería de Google, reveló que para el 2029 la inteligencia artificial habrá
superado a la inteligencia humana, siendo establecida la llamada singularidad
tecnológica.
En aquel momento del futuro, las
computadoras tendrán una inteligencia humana y podrán ser implantados en el
cerebro de las personas, aseguró Kurzweil en el festival de cultura y
tecnología South by Southwest, en Texas (EE.UU.). “Las computadoras serán
colocados en nuestros cerebros y conectados a un sistema en la nube,
expandiendo lo que somos”, afirmó.
Según Kurzweil, ese nivel de unión entre
seres humanos y tecnología volverá a las personas “más divertidos, más
atractivos y potencializarán todas las cosas que valoramos en los seres
humanos”.
Sin embargo, especialistas de bioética y
teólogos temen un futuro monopolio tecnológico y control de la humanidad. “Una
elite tecnológica pretende decidir cómo el resto del mundo debe pensar y
actuar, pudiendo resultar en abusos y deformaciones severas”, dijo al sitio The
Christian Post la teóloga Fay Voshell, maestro por el Seminario Teológico de
Princeton.
Ella cree que la singularidad tecnológica prevista
por Kurzweil no presenta apenas el nombre objetivo de satisfacer necesidades
físicas al mejorar las cualidades de las personas, mas envuelve la creación de
única consciencia mundial.
“Los seres humanos serán como máquinas
programadas, adeptos a un estado universal y homogeneo”, dijo Voshell. “Este
transhumanismo resultará en una eliminación total de la identidad humana, dadas
por Dios de forma única”.
El médico Dennis Sullivan, director del
Centro de Bioética de la Universidad de Caderville, cree que la previsión de
Kurzweil sobrepasa los principios éticos y bíblicos. “Teológicamente, eso es
una bofetada en la cara de Dios, que después de crear al hombre vio que ‘estaba
bien’. Es como si ellos estuviesen diciendo: ‘No están bien así, podemos mejorar'”.
Cuestionando si esa filosofía podría ser
clasificada como parte del sistema del anticristo, Sullivan concuerda. Así
también agrega Patrick T. Smith, profesor de teología filosófica y ética en el
Seminario Teológico Gordon Conwell.
“Aunque la tecnología pudiese entregar a
todos los cuerpos humanos la mitad de las habilidades del cuerpo glorificado
por Jesucristo – algo que no dudo – ella no podrá liberar a las personas de su
preocupación pecaminosa con el ego”, el agrega.
Según Smith, la preocupación por un
desempeño humano perfecto “siempre será la mayor fuente de infelicidad de las
personas”.
Fuente: Diario
Cristiano
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