A siete horas de Santiago, en la región de
Temuco, capital de la Araucanía, en Chile, las iglesias cristianas están
sufriendo a causa de un violento conflicto social con grupos indígenas.
A la quema de bosques y maquinaria forestal
en territorios reclamados por grupos radicales, se suman 27 iglesias cristianas
incendiadas.
Los atacantes dejan consignas alusivas a
las demandas de los Mapuche, pueblo ancestral que fue despojado de sus tierras
en el proceso de colonización hacia el sur del país, que comenzó el Estado de
Chile después de su independencia. Los cristianos para algunos de estos grupos
son también invasores.
Las iglesias de sectores rurales han sido
las más afectadas. El templo de la iglesia Asambleas de Dios fue quemado el 25
de julio pasado.
En un testimonio gráfico, exclusivo, se
aprecia el momento en que los fieles de la Iglesia Asamblea de Dios contemplan
impávidos la reducción a cenizas de lo que fuera un hermoso templo de madera,
levantado hace 15 años con sus propios recursos.
El pastor Juan Mella, del Consejo de
Pastores de Temuco asegura que “eso demuestra la carencia de la tolerancia,
porque cada ser humano puede tener sus propios puntos de vista relacionados con
la fe, con la espiritualidad (…) En ningún momento nosotros hemos querido
imponer nuestra fe, sino, que hemos comunicado este mensaje a todos, como el
Señor lo mandó a todas las naciones, a todas las etnias, a todos los grupos”.
Por su parte el pastor Abelino Apeleo,
quien es obispo anglicano en La Araucanía, asegura que todo se trata de una
verdadera desinformación por parte del grupo indígena.
La violencia hacia las iglesias cristianas
ha ido en aumento, en medio de fuertes controles policiales, a la espera de
encontrar a los culpables.
9 de julio de 2016, otra iglesia también
fue atacada por desconocidos. Luego de ese hecho fueron detenidos los únicos
cuatro sospechosos de estos incendios, a quienes se investiga por presuntos
vínculos con el Weichan Auca Mapu, grupo radical indígena que reclama la
liberación de mapuches presos y que se adjudica los ataques contra las iglesias
cristianas, pues serían otro adversario en su lucha política.
Para el fiscal de la causa, César Chivar,
existen pruebas suficientes para concluir que estas personas están involucradas
en el caso de las iglesias quemadas.
“No es solamente el ataque con fuego a
estos templos, sino que se dejan panfletos, en algunos casos lienzos, y
reivindicando algunas causas (…) y eso le da un contexto al proceder de estas
personas”, explicó Chivar.
Sin embargo, para la defensa, los
formalizados son inocentes y han sido maltratados.
“Se ha divulgado malamente que ellos
estaban en el lugar y que fueron detenidos inmediatamente. Y no es real. Ellos
fueron detenidos dos horas y media después del hecho y a siete kilómetros del
lugar… Uno de los funcionarios policiales señala que encuentra un fuerte olor a
bencina (combustible), y esto deriva en un control de identidad, y con la
detención de mi representado y los otros 3 imputados. Existen denuncias de parte
de ellos sobre la actuación de los funcionarios policiales… Ellos habrían
disparado sobre ellos, que los habrían mojado, que la mochila que supuestamente
se les encontró no la andaban trayendo”, refutó
Pamela Nahuelcheo, abogada defensora de uno
de los imputados.
En este contexto, y debido a la presión
política el gobierno decidió retirar la querella por Ley Antiterrorista. Sin
embargo, la fiscalía insiste en que las pruebas contra los detenidos son
contundentes.
“No
puede ser normal que se ataque a una persona que está desarrollando un culto.
Que se ataque a menores de edad, se les expulse, mientras se incendia la
iglesia, se dispara para expulsarlo, por una cuestión que es un derecho. Si
ellos no tienen nada que ver, y no iban huyendo ¿Por qué iban con sus ropas
mojadas? ¿Por qué algunos llevaban sus ropas rasgadas? ¿Por qué llevaban
evidencia que los liga directamente con el ataque?” dijo César Chivar, fiscal
del caso.
A pesar de todo, los pastores tienen
esperanza en Dios que esto pronto se resolverá.
“Sabemos que Él nos ampara, que Él nos
protege. Tanto es así que, a nosotros, que nos quemaron un templo, nuestra
gente se levantará y volveremos a reconstruir. Después de todo se quema lo
perecible. Y Jesús dijo: “No temáis a los que matan la carne, pero al alma no
la pueden destruir”, dijo a Mundo Cristiano el pastor Juan Mella.
“Seguiremos dando testimonio del evangelio…
Tenemos que aplicar la enseñanza de Jesús: perdonar, tener misericordia y
acompañar al mismo adversario, en algún momento puede necesitar ayuda y
estaremos presentes con ellos”, dijo el obispo Abelino Apeleo.
La sociedad chilena y en especial los
Mapuche esperan que haya justicia, se acabe la violencia y regrese la paz en la
Araucanía.
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