El Estado Islámico avanza en la provincia iraquí de Anbar. Sus combatientes arrasaron tres tribus y siguieron la exigencia del califato: asesinar a 100 víctimas por lugar. Los acusaron de colaborar con fuerzas de seguridad
"La
organización ha ejecutado a los hijos de las tribus de Albu Mahl, Salman y
Karabila en la ciudad de Qaim, al oeste de la capital de la provincia,
Ramadi", informó el presidente del comité antiterrorista de las tribus de
Anbar, el jeque Naim al Gaud, a la agencia oficial de noticias iraquí NINA.
Según
detalló la agencia Europa Press, el Estado Islámico ejecutó tanto civiles como
elementos "de seguridad", durante el segundo día de la nueva ofensiva
militar iniciada por Bagdad para retomar la provincia de manos de la
organización yihadista. El Estado Islámico pide que sus seguidores maten a 100
personas.
"Al
parecer, los civiles fueron ejecutados por Estado Islámico tras ser acusados de
colaborar con las fuerzas de seguridad iraquíes", dijo Al Gaud, sin dar
más detalles.
El medio
europeo detalla que el viernes se cumplió el tercer día de la nueva iniciativa
para recuperar Anbar de manos de Estado Islámico. La llamada "Gran
Operación de Anbar" anunciada el miércoles tanto por el primer ministro
iraquí, Haider el Abadi, como por el presidente del consejo de la provincia,
Sabah Krhot, involucra a más de 10.000 combatientes tribales que colaboran con
el Ejército para mantener la inercia victoriosa tras la expulsión de los
yihadistas de la localidad de Tikrit.
El jueves
se conoció que terroristas del Estado Islámico lapidaron a un hombre por tener
"una aventura homosexual". Una horda de yihadistas apedreó a la
víctima hasta la muerte acusándolo también de tener "sexo con
animales".
El hecho
sucedió en Homs, una provincia siria. Las capturas del video muestran cómo
enormes piedras son lanzadas contra la cabeza y el cuerpo de la víctima,
mientras decenas de testigos –niños incluidos- asisten a la sanguinaria
práctica.
Con los
ojos vendados y sus manos atadas en la espalda, rodeado de guardias de ISIS
armados y con una fosa cavada frente a sus pies, el sentenciado recibe el
castigo hasta morir bajo la sed de sangre de los radicales que se han ensañado
con él.
(INFOBAE)
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