Cada
informe sobre el comportamiento del Estado Islámico revela nuevas atrocidades
del grupo yihadista. Un estudio realizado por Human Rights Watch apunta que en
la región yazidí de Irak, una niña de 12 años fue atada, golpeada y violada por
siete terroristas de ISIS.
El
sufrimiento de Jalila, cuyo nombre fue modificado, es solo uno en una serie de
historias desgarradoras contadas por las mujeres que han logrado escaparse de
las manos de la organización terrorista, consigna Daily Mail.
En algunas
oportunidades los despiadados combatientes dejan en manos del azar la suerte de
las jóvenes secuestradas. A veces recogen los nombres de sus víctimas de una
suerte de lotería.
"Hacían
una lotería de nuestros nombres y empezaron a elegir mujeres extrayendo los
nombres", señaló Rashida, otra de las mujeres víctima de las atrocidades
de ISIS que incluye el estudio.
Según el
informe de HRW, cada mujer y niño secuestrado –a partir de los ocho años-, es
obligado a casarse y convertirse al Islam. Asimismo, los yihadistas abusan
sexualmente en reiteradas ocasiones a las niñas.
Un caso
escalofriante es el de una joven siria de nueve años que fue violada por
milicianos de ISIS y quedó embarazada.
Jalila,
quien logró escapar de sus verdugos, después de semanas de permanecer
secuestrada fue llevada a una casa en Siria, donde había mujeres y niñas. Allí
acudían constantemente terroristas del Estado Islámico para observarlas y elegir
alguna para llevar a cabo el ataque sexual.
La mujer
yazidí, cuya identidad fue protegida, fue elegida por uno de los combatientes
de ISIS. Frente a su resistencia, el yihadista la golpeó y arrastró hasta otra
vivienda. "Le dije que no me tocara y le rogué que me dejara ir",
recuerda.
"Yo
era una niña, y le pregunté: '¿Qué quieres de mí?'". Finalmente, el
calvario de Jalila duró tres días, según cuenta en su relato. Luego fue violada
por otros seis milicianos.
Muchas de
ellas directamente no toleran estas atrocidades e intentan quitarse la vida.
Eso fue lo que le ocurrió a Rashida, quien narró cómo llevó a cabo su intento
de suicidio.
"El
hombre que me selecciona, Abu Ghufran, me obligó a bañarme y cuando estuve en
el baño intenté suicidarme. Había encontrado veneno en la casa, y lo llevé
hasta el baño", declaró.
Sin
embargo, esto no dio resultado. "Lo distribuí al resto de las mujeres y
todas lo mezclamos con agua. Nadie murió, pero todas nos enfermamos",
agregó.
"Las
mujeres y niñas yazidíes necesitan ayuda y apoyo urgente para recuperar su
salud y seguir adelante con sus vidas", sostuvo Liesl Gerntholtz, director
de los Derechos de la Mujer de Human Rights Watch.
(INFOBAE)
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