ABC | Barack
Obama abrió la puerta hacia una nueva era en la presidencia de Estados Unidos.
En todos los sentidos. Su persona ha supuesto un punto de inflexión en lo que a
campañas presidenciales se refiere y en lo que respecta a la figura
presidencial. Se ha repetido hasta la saciedad: ha sido el primer presidente
negro.
Encaminado
ya hacia el final de la etapa en la Casa Blanca de Obama, el país mira ahora
hacia las próximas elecciones, las de 2016, y empieza a poner cara a sus
«presidenciables». Tras las confirmaciones en el bando republicano de Rand Paul
y Ted Cruz, el pasado domingo Hillary Clinton hizo lo propio y convertía en un
hecho lo que era un secreto a voces desde hacía tiempo: su segundo intento en
la lucha hacia la Casa Blanca. Con ella llegaría la posibilidad de que, en otra
nueva etapa, Estados Unidos eligiera a la primera presidenta de su historia.
¿Está preparado para ello?
«Muchos han
cuestionado el hecho de que EE.UU. puede no estar listo para contar con una
mujer en la presidencia, pero también se decía lo mismo de un presidente
afroamericano. No sería el primer país en el continente americano donde
ocurriría esto. Recordemos en este momento países como Chile, Argentina, Costa
Rica y Brasil están liderados por mujeres. ¿Por qué no Estados Unidos?», expone
a ABC.es Cristina Crespo, directora de Proyectos del Instituto Franklin-UAH.
A favor de
su candidatura está, tal y como explica Crespo, el hecho de que Hillary «es una
mujer muy preparada, con una larga trayectoria política y que conoce a fondo
las instituciones, en concreto en la Casa Blanca como Primera Dama». «En su
experiencia como Secretaria de Estado se ha enfrentado a distintos desafíos y
ha tenido la oportunidad de llevar muy de cerca la política internacional.
Podríamos decir que tiene tablas. Además cuenta con el carismático Bill Clinton
a su lado, ¿que se convertiría en Primer Caballero?».
EE.UU. y sus
mujeres
Eso sí, el
camino hacia la presidencia para una mujer en Estados Unidos no es una tarea
sencilla. En EE.UU. existe una mayor dificultad para que las mujeres accedan a
puestos políticos debido a la propia estructura del sistema. Así, según apuntó
Alana Moceri, durante una mesa redonda celebrada por Instituto Franklin-UAH y
Casa de América, el porcentaje de mujeres en el congreso en EE.UU. es del 18,5%
mientras que en España es del 36%.
Consciente
de esta situación, el presidente de EE.UU. ha tratado de impulsar el papel de
la mujer en los cargos de poder estadounidenses. «El respaldo al liderazgo
femenino es el resultado de una de las prioridades marcadas por su
administración: la igualdad de género. Obama es consciente de que la mujer está
infrarrepresentada en las instituciones. Por eso ha hecho posible que se
emprendieran nuevas iniciativas en este sentido. Como por ejemplo, la creación
de dos puestos de alto nivel: el embajador plenipontenciario para Asuntos de la
Mujer del Departamento de Estado y coordinador principal para la igualdad de
género y el empoderamiento de la mujer. Además su apoyo es claro, pues él mismo
ha asegurado que muy pronto una mujer será elegida presidenta de los Estados
Unidos.», apunta Crespo.
De hecho,
el pasado sábado, en plena euforia por las nuevas relaciones iniciadas por Cuba
y Estados Unidos, escenificadas en la Cumbre de las Américas en Panamá, Obama,
aseguró que Clinton es «su amiga» y que «sería una excelente presidenta», Las
palabras las pronunció un día antes de que la exsecretaria de Estado se lanzara
formalmente a competir por la Casa Blanca. «Ella fue una candidata formidable
en 2008, un gran apoyo para mí en las elecciones, una espectacular secretaria
de Estado y es mi amiga. Creo que sería una excelente presidenta», añadió.
Pese a los
apoyos evidentes, Clinton ha optado todo este tiempo por jugar al despiste,
pero siempre dejando «mensajes» y pistas que en todo momento han puesto de
manifiesto sus aspiraciones. Sin ir más lejos, en la biografía de su perfil
oficial de Twitter, conluye su descripción con un «TBD...» («to be determined»
o «por determinar»), una fórmula que se emplea en comunicados y textos
oficiales para indicar que aún no se ha definido una hora o lugar de una cita.
Sin duda, una forma elegante de mantener viva la incertidumbre sobre su futuro
y dejar viva la duda de una manera constante.
Por otro
lado, durante todo este tiempo, Clinton no sólo se ha dedicado a alimentar las
preguntas sobre su futuro. También ha tratado de aclarar «manchas» de su expediente
con el fin de llegar a la camapaña con todos los puntos claros. Así, de la mano
de su biografía y de su gira complementaria, se encargó de responder sobre lo
que ella misma califica de «errores», los mismos que los republicanos utilizan
en su contra.
El ataque
terrorista de Bengasi (Libia) ocurrido en 2012, en el que falleció el entonces
embajador estadounidense, Chris Stevens, y otros tres funcionarios o el caso de
Mónica Lewinsky son dos capítulos de su vida sobre los que Clinton no se
esconde. «Es un peso con el que cargo», sentenció sobre lo ocurrido en la
ciudad libia; «Espero que sea capaz de pensar en su futuro y construir una vida
en la que encuentre satisfacción», respondió sobre Lewinsky durante una
entrevista con la cadena estadounidense ABC.
«El caso
Lewinsky es algo que siempre le acompañará, pero que ha quedado en el pasado.
Para sus adversarios es fácil recurrir a este tema, aunque es un hecho que ya
no es trascendente. Creo que en este momento Hillary es el centro de todas las
miradas en Estados Unidos, ¡parece como si ya estuvieran de campaña! Creo que
Hillary ha sabido crearse un personaje propio al margen de su marido y de su
etapa como Primera Dama. Ahora es una «mujer de Estado» con liderazgo propio»,
asegura a ABC Cristina Crespo.
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