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jueves, 9 de julio de 2015

Un mormón acude a la Corte Suprema de EEUU para que legalicen la poligamia



(La Información) Con unos argumentos parecidos a los que llevaron a aprobar el matrimonio gay recientemente a los estadounidenses, defiende el derecho a tener su segunda mujer. En EEUU no es legal en ninguno de los 50 Estados y además está castigado con penas de hasta cinco años de cárcel.


Nathan Collier se casó legalmente con Victoria su primera mujer en el año 2000 y con Christine, la segunda, en una ceremonia religiosa en 2007. Tiene siete hijos de varias relaciones diferentes y es polígamo. Antes era mormón, pero fue excomulgado a pesar de que grupos mormones considerados fundamentalistas siguen practicando la poligamia.

Es un tipo de matrimonio en el que se permite a una persona estar casado con varios individuos al mismo tiempo. En EEUU no es legal en ninguno de los 50 Estados y además está castigado con penas de hasta cinco años de cárcel.

El 26 de junio, la Corte Suprema EEUU aprobó los matrimonios del mismo sexo con los siguientes argumentos:

«Como algunos de los peticionarios en estos casos demuestran, el matrimonio representa un amor que puede durar incluso pasada la muerte. Sería malinterpretar a estos hombres y mujeres decir que ellos no respetan la idea del matrimonio. Ellos alegan que lo respetan, la respetan tan profundamente que tratan de encontrar su cumplimiento por sí mismos. Su esperanza es no ser condenados a vivir en soledad, excluidos de una de las instituciones más antiguas de la civilización. Piden igual dignidad a los ojos de la ley. La Constitución les otorga ese derecho».

¿Por qué sí importa el número?

Collier está dispuesto a defender su bigamia ante la misma institución y aporta argumentos semejantes. Si en el matrimonio no importa el sexo de los cónyuges, ¿por qué debe importar su número? «Se trata de la igualdad matrimonial», apunta. «Tengo dos esposas porque amo a dos mujeres y quiero que mi segunda esposa tenga los mismos derechos legales y protección que la primera», defiende.

Collier recuerda que cuando intentó casarse con la segunda mujer le pidieron los papeles del divorcio de su primer matrimonio, algo que lógicamente no tenía: «Al rellenar la solicitud había un punto en que había que poner la fecha de la disolución del matrimonio anterior, pero no era mi caso».

Explicó entonces a los funcionarios que «sólo queremos añadir legitimidad legal a una familia que ya es feliz. Ni siquiera estamos pidiendo la aceptación, sólo estamos pidiendo tolerancia. Vivamos nuestra vida juntos sin miedo», pero no fue suficiente.

Según informa la CBS, Nathan Collier y sus esposas Victoria y Christine han intentado legitimar su matrimonio polígamo ante la Corte del Condado de Yellowstone en Billings. Montana, como todos los 50 estados, prohíbe la bigamia pero Collier dijo que planea demandar si se deniega la solicitud. «No puede haber matrimonio igualitario si no permitimos la poligamia», declaró a la Associated Press.

Los funcionarios del condado inicialmente negaron la solicitud de Collier, pero luego dijeron que lo consultarían con el fiscal del condado antes de darle una contestación definitiva.

Los musulmanes reclamaron la poligamia en España

La legalización del «matrimonio» gay en España en 2005 abrió la puerta para que los musulmanes reclamaran legalizar la poligamia. Lo hizo el presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas, Mansur Escudero: «No parece muy congruente, desde el punto de vista jurídico o de la moral pública, mantener ilegal la poligamia en una sociedad que tolera la prostitución y las amantes, y que hace legal el «matrimonio» entre homosexuales», aseguró.

Utilizando una estrategia parecida a la de Collier, varios casos de poligamia en España han llegado a los tribunales, pero sigue siendo ilegal.



A pesar de ello, la jurisprudencia española recoge alguna sentencia favorable a dos mujeres que estuvieron casadas con un hombre. Es el caso de las viudas de un vendedor ambulante senegalés llamado Mor Diop. Cuando murió este hombre, sus dos mujeres solicitaron sendas pensiones a la Seguridad Social, que las denegó. Acudieron a la Justicia y tanto un tribunal de La Coruña en 1998 como el Tribunal Supremo de Galicia cuatro años después les dieron la razón: sentenciaron que tenían el mismo derecho a cobrar la pensión.

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