El Estado
Islámico crucificó el pasado jueves a ocho personas en Siria por no cumplir el
ayuno del mes musulmán de Ramadán, tal y como informó el Observatorio Sirio de
Derechos Humanos. La ONG señaló que los ocho fallecidos fueron colgados de la
verja del cuartel de la 'hisba', cuerpo parapolicial de los yihadistas, en la localidad
de Al Mayadín, en la provincia nororiental siria de Deir al Zur.
Además, los
radicales colocaron del cuello de sus víctimas un cartel con el mensaje
"crucifixión por un día entero y 70 latigazos por romper el ayuno de
ramadán". En los últimos días, EI ha aplicado castigos similares a
ciudadanos por la misma acusación.
El
Observatorio recordó, por otro lado, que el miércoles fueron crucificadas otras
ocho personas en Al Mayadín. Concretamente, entre el lunes y el martes, otras
17 personas sufrieron la misma "pena" por haberse saltado el ayuno en
la misma localidad y en el pueblo de Basira, también en Deir al Zur. El 29 de
junio se cumplió un año de la proclamación de un califato por parte de los
yihadistas, que han tomado amplias partes de Siria e Irak.
El grupo
terrorista, además, destruyó la semana pasada la estatua de un león del siglo I
a.C. que estaba situada en la entrada del Museo de Palmira, en el centro de
Siria, según afirmó el director general de las Antigüedades y Museos de este
país, Maamún Abdelkarim. En declaraciones telefónicas, el responsable sirio
comentó que se trataba de "la estatua más importante que EI ha destruido
hasta el momento en Siria por sus dimensiones y su valor".
Abdelkarim
explicó que la pieza, que pesaba 15 toneladas y medía 3,5 metros de alto, fue
destruida hace una semana y estaba ubicada en el jardín del Museo de Palmira,
que se localiza cerca de las ruinas grecorromanas que han hecho famosa a esta
ciudad del este de la provincia central de Homs. En la antigüedad, la figura
del león estaba situada en el templo de Al Lat (Atena).
La pieza no
había sufrido ningún desperfecto durante los más de cuatro de años de guerra en
el país, porque las autoridades la habían protegido con una placa de hierro y
sacos de arena, lo que no la había salvado de los yihadistas. Abdelkarim, que
recibe información de la situación sobre el terreno a través de testigos,
señaló que, por el momento, nada indica que la parte arqueológica de Palmira
haya sufrido daños.
También la
semana pasada, los radicales volaron dos santuarios islámicos en Palmira, que
estaban fuera de la zona monumental. Esta localidad es uno de los seis sitios
sirios incluidos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Este
jueves, por otro lado, ocho estatuas de hombres y mujeres, procedentes de la
antigua Palmira, y que adornaban tumbas en Manbech, un bastión de EI en la
provincia de Alepo, fueron destruidas por los extremistas, tal y como añadió
Abdelkarim.
Palmira fue
en los siglos I y II d.C. uno de los centros culturales más importantes del
mundo antiguo y punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda, que
atravesaban el árido desierto del centro de Siria. Antes del inicio de la
contienda, en marzo de 2011, sus ruinas eran una de las principales atracciones
turísticas del país y de la región. EI, que a mediados de mayo se hizo con el
control de la población de Palmira y de la zona monumental, difundió el 26 de
mayo un vídeo con supuestas imágenes de las ruinas en el que aparentemente no
se apreciaban daños.
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