LEA: Mateo
10:32-38 | No sé mucho sobre ser perseguida. Mi bienestar
físico nunca se vio amenazado por lo que creo ni por lo que digo. Lo poco que
«sé» sobre el tema proviene de lo que escucho o leo. Pero no es así para muchos
hermanos en Cristo alrededor del mundo. La vida de algunos peligra todos los
días porque aman a Jesús y desean que otros también lo conozcan.
Hay otra
forma de persecución que tal vez no sea amenazante, pero que destroza el
corazón: la que surge de los miembros de la familia que no son creyentes.
Cuando los seres queridos ridiculizan nuestra fe o se burlan de lo que creemos
y de cómo demostramos nuestro amor a Dios, nos sentimos rechazados y
despreciados.
Pablo les
advierte a los creyentes que seguir a Cristo generará persecución: «… todos los
que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución» (2
Timoteo 3:12), y sabemos que el rechazo a veces vendrá de parte de aquellos a
quienes amamos (Mateo 10:34-36). Pero cuando nuestros seres queridos rechazan
el amor de Dios, lo tomamos en forma personal.
Jesús nos
dijo que oráramos por quienes nos persiguen (Mateo 5:44), y esto incluye a
otros aparte de los desconocidos que nos odian. Dios puede darnos gracia para
perseverar en medio de la persecución, aun cuando esta provenga de aquellos a
quienes amamos.
La gente
puede burlarse de nuestro mensaje, pero no puede detener nuestras oraciones.
(Nuestro
Pan Diario)
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