Para los
vacacionistas es un hecho común que en las habitaciones de los hoteles en los
que se hospedan en Estados Unidos encuentren un volumen de La Biblia para
practicar su fe. El libro sagrado del Cristianismo es, así, una presencia común
y hasta icónica en los cajones de los muebles o mesillas de noche de los
hoteles estadounidenses.
Pero en
Georgia, el reclamo de un grupo ateísta denunciado la existencia de Biblias
dentro de cabañas en parques estatales ha desatado una polémica sobre si la
colocación de ese volumen en una propiedad pública es una violación de los
preceptos constitucionales que debe ser corregida.
En el más
reciente desplante en este debate, el gobernador de Georgia Nathan Deal ordenó
que las Biblias, que previamente habían sido removidas de las cabañas por
empleados del Departamento de Recursos Naturales, sean devueltas a las
habitaciones.
Todo
comenzó cuando Ed Buckner, expresidente del grupo American Atheists (Ateos
Americanos), vacacionaba el mes pasado en una cabaña de un parque estatal en el
norte de Georgia. En las habitaciones de esa cabina halló nueve Biblias, lo que
lo motivó a presentar una queja ante el Departamento de Recursos Naturales,
entidad que resolvió retirar los libros de cabañas y otros hospedajes en los
parques estatales para evitar demandas potenciales.
Según
versiones, ciertos grupos comunitarios expresaron su molestia por la remoción
de las Biblias, lo que habría impulsado al gobernador Deal a ordenar el retorno
de los libros. Ante ello, Buckner ha amenazado con presentar una demanda. Su
alegato podría basarse en que la Primera Enmienda, entre otras cosas, establece
que el estado no puede impulsar o establecer religión alguna ni tampoco
prohibir la práctica de cultos religiosos. En hoteles privados la presencia de
Biblias queda fuera de esos supuestos constitucionales, pero el hecho de que
las cabañas en cuestión sean propiedad pública operada por el estado da
argumentos a los críticos.
Con todo,
el gobernador Deal indicó en un comunicado que “el procurador estatal y yo
creemos que el estado sigue firmemente la ley al proceder al retorno de las
Biblias a las habitaciones. Esas Biblias fueron donadas por grupos externos, no
pagadas por el estado, y no creo que una Biblia en el mueble junto a una cama
constituya el establecimiento de una religión por parte del estado. En
realidad, cualquier grupo es libre de donar obras literarias”.
La Freedom
from Religion Foundation replicó a Deal en una carta que “permitir a miembros
de grupos externos el privilegio de colocar literatura religiosa en cabañas en
parques que son propiedad pública constituye un apoyo del estado al avance de
esas publicaciones cristianas”.
Esta
"guerra de las Biblias" aún no termina y su siguiente episodio podría
darse ante una corte.
-Jesús Del
Toro es director del periódico RUMBO de Houston. @JesusDelToro
(Yahoo en
Español, blog de Noticias)
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