Nación. CL | La Iglesia
Cristiana Contemporánea reúne sólo homosexuales, lesbianas y transexuales que
se cansaron de ser excluidos por todas las religiones y se unieron en torno a
la creencia de que “el amor es de todos, sin prejuicios”. Sólo tiene 1.800
files pero ya reciben consultas de todo el mundo.
Como en la mayoría de los cultos evangélicos
brasileños, los fieles cantan y aplauden, saltan y se mueven al ritmo de la
música gospel que interpreta un animado coro. Pero no es una Iglesia
cualquiera: en esta misa sólo hay homosexuales, lesbianas y transexuales.
La Iglesia
Cristiana Contemporánea, situada en el popular barrio de Madureira, un gran
suburbio de Río de Janeiro, estaba de fiesta este 1 de mayo.
Bajo el
lema “el amor es de todos, sin prejuicios”, esta Iglesia entró
en el competitivo mercado de la fe evangélica, ofreciendo una hipótesis que no
vista hasta ahora: la total aceptación de la homosexualidad.
HOMOFOBIA
En las
afueras del edificio, algunos agentes de seguridad montan
guardia. “No es porque estamos en un suburbio peligroso, sino por la
cercanía con la Asamblea de Dios, que como otras iglesias evangélicas son muy
homofóbicas”, explicó a la AFP el pastor Marcos Gladstone.
“Hasta
ahora, se contentan con gritarnos que somos la ‘Iglesia del diablo’ cuando
pasan por el frente”, dice este abogado de 37 años, que fundó la Iglesia
Cristiana Contemporánea hace 6 junto a sucompañero Fabio Inácio de Souza, de
33 años.
La muerte
de homosexuales y transexuales subió 26% en Brasil en 2012 respecto al
año anterior, con 336 víctimas, una cada 26 horas, según el Grupo Gay de Bahía
(GGB) que lleva las estadísticas sobre este tema desde hace años.
Y a pesar
de estas cifras alarmantes, el proyecto de ley de penalización de la
homofobia enfrenta fuerte resistencia de las bancadas evangélica y católica y
desde hace años está estancado en el Congreso.
EN
BRASIL Y EL MUNDO
Casados
desde 2009, los pastores Fabio y Marcos adoptaron a Davison (10) y Felipe (9), que juegan a las escondidas en
el templo poco antes de la ceremonia religiosa.
“Durante el
culto, damos también información sobre el matrimonio gay y cómo fue
autorizado en algunos estados de Brasil, como Sao Paulo”, dice Marcos.
La Iglesia
Cristiana Contemporánea, que subsiste con donaciones de los fieles,
cuenta actualmente con 8 templos: 6 en Río de Janeiro, uno en Belo
Horizonte y otro en Sao Paulo, abierto el domingo recién pasado.
Aún está
lejos de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), fundada hace 30 años
por Emir Macedo, y que reivindica más de 6 millones de fieles en 50 países, la
mitad de ellos en Brasil.
La Iglesia
gay tiene 1.800 fieles, pero Marcos y Fabio esperan abrir otros 12 templos en
Sao Paulo y el extranjero.
“Somos
muy contactados desde el extranjero a través de internet”, asegura el pastor Fabio.
CAÍDA DE
CATÓLICOS
El número de
evangélicos sigue creciendo en Brasil, de 194 millones de habitantes y
considerado el país con más católicos del mundo. Entre 2000 y 2010,
los evangélicos pasaron de 26,2 millones de fieles (15,4% de la población) a
42,3 millones (22,2%).
En
contrapartida, el número de católicos ha disminuido. En los
años 1970, representaban el 92% de la población contra 64,4% en la actualidad
-unos 123 millones de personas-, según cifras oficiales.
FUERA DE
LA CLANDESTINIDAD
El pastor
Fabio, un ex empleado de un banco de 33 años, frecuentó la Iglesia
Universal del Reino de Dios por 4 años.
“Tuve
que vivir en la clandestinidad, dicen que tenemos el diablo dentro de nosotros
e intentan ‘liberarnos’, ‘curarnos’, una curación que no vendrá”, explica Fabio.
“Nuestra
historia es la de muchos aquí, sin vida, sin esperanza, en la que todo
parece perdido por la orientación sexual. Pero una visita a esta Iglesia
demuestra que no se está solo”, añade.
Patricia
Soares Carrilho (47), una operadora de telemercadeo, coincidió.
“Quería
suicidarme, estuve en drogas por 22 años. Hoy me liberé de las drogas. Tuve
una relación complicada con mi pareja Bel y ahora todo está bien”, explica.
En
“agradecimiento a Dios”, Carrilho abrió en la favela donde se drogaba un centro
social que atiende a 40 niños y 24 ancianos. Allí conoció a la madre de su
hija, Ana Beatriz.
“Tenía 10
meses cuando la adoptamos, ahora tiene 5 años. Ella sigue viendo a su madre
biológica, está muy bien, dice que tiene 3 mamás”, finaliza.
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