LIMA, Perú
(AP) — La policía halló el miércoles en la ciudad de Cusco el cadáver del
chileno Ramón Castillo, líder de una secta que en su país quemó a un bebé de
tres días de nacido durante un ritual, y que se hallaba prófugo en Perú.
Según las
investigaciones Castillo, se suicidó ahorcándose con una soga que colgó en la
viga de una casa abandonada de la calle Saphy, a cuatro cuadras de la plaza
principal de Cusco, ubicada a 570 kilómetros al suroriente de Lima.
"Hemos
podido homologar las huellas digitales enviadas por la policía chilena con las
del occiso y se comprobó que era el chileno Ramón Castillo Gaete, de 36 años
quien se suicidó la madrugada del miércoles usando una cuerda", dijo a The
Associated Press el fiscal de turismo Miguel Wesly Astete Reyes, a cargo de las
investigaciones.
El fiscal
añadió que el hombre más buscado en Chile no se ató las manos y "colocó
cuatro ladrillos en una mochila que llevaba en la espalda, que le dieron más
peso a su cuerpo en el momento de ahorcarse".
Astete
indicó que entre los bolsillos de Castillo se hallaron dos boletos de autobús
con destino al cercano Valle de Urubamba, a 78 kilómetros de la ciudad del
Cusco, "por lo que se está investigando si en Perú andaba con alguna otra
persona".
La policía
detalló a la prensa que el cadáver llevaba pantalones vaqueros, zapatillas
marrones, una casaca gris, una gorra y una mochila en la espalda.
Erwin Arce,
un cusqueño de 36 años, vecino de la calle donde fue hallado el cadáver, dijo a
The Associated Press que "la casa donde se halló al chileno es conocida
popularmente como 'la casa embrujada' porque nadie vive allí hace casi un siglo
y es usada como refugio de alcohólicos o adictos a las drogas".
La policía
chilena apresó a fines de abril a cuatro integrantes de la secta, entre ellos
la madre del bebé, quienes junto a Castillo habrían participado el 23 de
noviembre en el mortal ritual en Colliguay, región Valparaíso.
El
subprefecto de la Policía de Investigaciones de Chile, Miguel Ampuero, relató
que la secta mató al bebé para salvar al mundo de una catástrofe que creían
ocurriría el 21 de diciembre, y que Castillo había convencido a sus seguidores
de que el niño era el anticristo.
En sus
ritos, la secta usaba ayahuasca, una planta con la que se prepara un brebaje
alucinógeno. El grupo estaba compuesto por profesionales, entre los que había
veterinarios, azafatas y otras personas con poder económico, seguidoras de
Castillo.
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