Infobae.-
Los terrorista del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés, y Daesh, en
árabe) realizaron una bestial ceremonia de crucifixión en un pequeño pueblo
cercano a Aleppo, Siria. La víctima de semejante acto fue un niño cristiano de
12 años a quien antes le habían cortado la punta de sus dedos delante de su
padre, un ministro cristiano.
La
intención de los extremistas musulmanes es que el resto de la población de la
aldea se convierta al islam. Para eso eligieron como víctima al hijo de un
líder de la iglesia que tiene a su cargo nueve capillas."Delante del líder
y de parientes en la multitud, los extremistas islámicos cortaron la punta de
los dedos del niño y lo golpearon severamente, diciéndole al padre que pararían
con las torturas sólo si él se convertía al islam", señaló la organización
Christian Aid Mission.
Cuando el
hombre se negó a la reconversión, tanto él como otros tres misioneros fueron
también torturados y golpeados. Luego, murieron en la cruz, como el menor.
Fueron dejados en sus cruces durante dos días y nadie se atrevía siquiera a
removerlos de allí. El hecho ocurrió en agosto último, pero trascendió hoy
luego de que el organismo cristiano emitiera un comunicado. El nombre de la
aldea no fue revelado por temor a que los terroristas adopten nuevas medidas
contra los pocos cristianos que allí sobreviven.
Sin
embargo, la tortura contra esta minoría no terminó ese día: 48 horas después,
dos mujeres que pertenecían a la misión fueron llevadas a una plaza pública e
interrogadas acerca de su conversión al islam. Las misioneras se negaron a
cambiar su religión y fueron violadas en frente de todos los presentes. Tenían
29 y 33 años y luego fueron decapitadas.
El director
de la congregación señaló que además de las dos mujeres otros seis hombres
fueron víctimas de los radicales islámicos. "Todos murieron rezándole a
Jesús o a Dios", manifestó. "Una de las mujeres miró hacia arriba y
sonriendo dijo "Jesús"" antes de ser decapitada, contó el
ministro de la iglesia, cuyo nombre no trascendió.
Cientos de
ex musulmanes están en peligro en las aldeas sirias por la presencia de los
terroristas del Estado Islámico, quienes aplican la más estricta sharia cada
vez que conquistan un lugar. Según la ley islámica, la apostasía es penada con
la muerte y la no obediencia al califato también es castigada brutalmente, no
importa si la víctima fuera musulmana o cristiana.
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