Luis
Santamaría| RIES | Concentrados en cobertizos de paja y plástico, compartiendo
alimentos y haciendo faenas agrícolas, viven desde hace cuatro meses unas 600
personas, miembros de un movimiento denominado “Cuerpo Místico de Jesús”,
localizado en Mechapa, a 75 kilómetros de Chinandega (Nicaragua).
Mientras
ellos viven en estado de hacinamiento, el líder que dirige al grupo,
identificado como Francisco Javier Sánchez, mandó construir cuatro viviendas
para once pastores, entre ellos seis nicaragüenses, dos guatemaltecos y tres
hondureños. Así informa El Nuevo Diario, en un artículo firmado por Carol
Munguía.
La
propiedad de Pérez, a quien llaman “el octavo profeta esperado”, cuenta con
varias comodidades como aire acondicionado, servicio de internet y varios
electrodomésticos, entre ellos frigorífico y un televisor de pantalla plana
(plasma). Además, se desplaza en un moderno vehículo.
En la
“iglesia”, se concentran personas procedentes de “La Ceiba”, Honduras,
salvadoreños y guatemaltecos, en su mayoría niños y jóvenes, que apresurados
filmaban con celulares el pasado 2 de octubre la llegada de elementos de la
Policía Nacional, Migración, el Ministerio de la Familia y representaciones del
partido de Gobierno.
Vendieron sus pertenencias y están hacinados
“Estamos
reunidos porque estamos esperando que se cumpla una promesa que Dios nos reveló
a nosotros a través del Espíritu Santo. Esperamos el rapto glorioso”, dijo
Yerald Loza, quien agregó que la gente llegó a la comunidad de “Venecia”,
atraídas por un imán.
Estos
centroamericanos que se encuentran en el campamento vendieron sus pertenencias
y se juntaron con nicaragüenses de diversos puntos de Nicaragua, en su mayoría
de la zona rural, para concentrarse en ese espacio de 13 manzanas de tierra,
seis compradas por los “líderes” y siete alquiladas a personas de Mechapa.
La
coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo,
calificó el hecho como “una emergencia” y el secretario político departamental,
Alcides Altamirano, declaró que “el Gobierno está preocupado por el
hacinamiento de estas personas, hemos atendido a la población enferma de gripe,
tos y fiebre y observamos que están en hacinamiento”, afirmó.
Investigación policial
Por su
parte, la Policía Nacional inició una investigación bajo sospecha de un caso de
trata de personas. Sin embargo, la comisionada Fátima Flores, jefa de la Policía
de Chinandega, que acudió al lugar, argumentó: “yo no voy a dar declaraciones”.
El Nuevo
Diario confirmó en el lugar que una veintena de policías de las unidades
especiales antidrogas, de la Comisaría de la Mujer, Auxilio Policial y de la
Dirección de Investigaciones Económicas procesaban informaciones relacionadas
con la legalidad de los extranjeros, la documentación de cerca de 300 menores
de edad y de los vehículos y motocicletas que el grupo utiliza para
movilizarse.
Monserrat
Orellana viajó desde “La Ceiba”, situada en el Atlántico de Honduras, con toda
su familia, hace dos meses. Dijo que no es la primera vez que viene a
Nicaragua. Estuvo en ese lugar en dos ocasiones más, pero esta vez es la
definitiva, porque aseguró que atiende un “llamado del Espíritu Santo”.
“Yo atiendo
la revelación de la palabra de Dios, que en Mateo 24-28, dice: ‘Es el final’.
Aquí nos ve perseverando, en oración y unidos, para cuando venga el rapto, que
nos lleve a la otra vida”, dijo.
Monserrat
está convencida de sus creencias, como todos los que se encuentran en el
campamento, que repiten que están atendiendo una llamada del Señor, a través
del profeta Javier Sánchez, que asegura que “reunió como la misma palabra lo
dice a gente de varias naciones, para esperar los últimos tiempos”.
“El Señor nos tiene aquí con un propósito”
En el
campamento, el grupo parece bien organizado. Ángela Reyes (44), originaria de
“Venecia”, declaró que ella antes fue bastante rebelde y no creía en ninguna
religión. Sin embargo, ahora hablaba afanosa, mientras hacía el turno que se
divide el trabajo de cocer, lavar y moler maíz, mientras otro grupo amasa y
palmea al menos mil tortillas para dar de almorzar a la población concentrada
en el sitio.
“Yo creo
que el Señor nos tiene aquí con un propósito. Él nos quiere unidos. Dios ya
está aquí, en medio de nosotros, antes esperábamos pero Él ya llegó y pronto
nos levantará”, manifestó.
Jorge
Alberto Alvarado, originario de León, construyó las casas para los líderes
religiosos, y asegura que dejó toda su vida anterior para atender una llamada:
“Al igual que en la iglesia primitiva, dejé mi casa para venirme a vivir con
mis hermanos”.
En el
campamento, además, hay reglas estrictas: no se fuma, no se bebe licor, se
mantienen con servicios religiosos los miércoles, viernes y domingo y no tienen
tiempo determinado de permanencia para que “la promesa” se cumpla. Acampan.
Rezan. Esperan.
Críticas de un pastor evangélico
El pastor
chinandegano Francisco Rivas, del Ministerio “Ríos de Agua Viva Internacional”,
citando al mismo evangelista Mateo, asegura que “habrán días en que se
levantarán falsos cristos y falsos profetas y que se darán señales y engañaran
hasta los escogidos”. Sin embargo, lamentó que hay personas que no interpretan
bien la palabra de Dios.
“Yo creo
que hay un rapto. Pero ni los ángeles saben el día, ni la hora”, por lo que yo
creo que la Iglesia debe estar orando, leyendo la palabra porque en ella está
la verdad”, dice al manifestar que él mismo vio en el campamento a gente muy
humilde, con deseos de escuchar la palabra de Dios, “pero creo que lo que se
debe hacer es orar, para que nuestro pueblo no sea influenciado”, reflexionó.
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