Un niño de
doce años de edad vive encadenado en el interior de un templo evangélico de
Tarapoto, región San Martín. Su madre manifiesta que, desde hace dos años, su
hijo sufre alteraciones y no puede ser controlado ni por cuatro personas.
Dany está
encadenado en la cintura. Su madre lo cuida las 24 horas del día y le proporciona
sus alimentos. La familia del menor cree que está poseído y que con las
oraciones de la Iglesia Evangélica Misionera Pentecostés Peña Horeb podría
mejorar.
“Me duele
en el alma ver a mi hijo encadenado como si fuera un animal. Durante dos años lo
llevé a varios establecimientos de Salud y nunca dieron con el mal, es por ello
que acudí a esta iglesia”, dijo la madre del menor, Deisith Tapullima Sangama.
El menor
permanece sentado en un colchón, con la cabeza inclinada hacia abajo. Por
momentos, pide que lo suelten y se muestra desesperado. Su estado de
ánimo se ha visto afectado.
Fuente: El Comercio
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